La semana pasada se ha detectado el primer caso de Gripe de Influenza A(H1N1) en el colegio donde trabajo. Como era de esperarse esto ha suscitado el pánico entre los padres de familia; ha sido tanta la publicidad que se le ha dado ha esta epidemia que los signos de alarma fueron exagerados. Por más que coordinamos con el Ministerio de Salud, quienes vinieron al colegio para confirmar el caso, procedimos a desinfectar todo el colegio con insumos especiales para el caso, y se suspendieron las clases 10 días, más por la presión de los padres que por las recomendaciones reales del Ministerio. parecía que nada calmaba a algunas (al borde de la histeria) madres de familia.
Sólo hay un caso confirmado, que lleva el tratamiento regular y no hay problema, pero tal parece que fuera el fin del mundo para algunos padres que hasta han pensado en cambiarlos de colegio.
Cuantas veces nos pasa lo mismo. Influidos por el pánico, la desesperación y la ignorancia reaccionamos de forma desproporcionada que más daño hace de lo que realmente cura. Como reaccionaremos con casos de alumnos con cáncer, o VIH, o alumnas embarazadas o violadas. Son casos que se presentan cada vez con más frecuencia o de los que se hace más publicidad ahora que antes como los casos, condenables todos, de abuso en los colegios. Cuando se pierde la sensatez y se hace todo un escandalo mediático siempre los más afectados son los más inocentes y con quienes se práctica una suerte de casos de Laura Bozo en vida real. Cada vez que sucede me da una enorme pena, por los inocentes y por la manera tan sin sentido como se enfrentan.
A veces parece un concurso de quien muestra más preocupación o quien se escandaliza más, como si hubiera una relación directa entre mas me desespero y más quiero a mi hijos o mejor madre-padre soy.
Un poco más de calma y sentido común siempre nos hace bien a todos.
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