Compartido por el muy estimado amigo Giovanni Mazzini
Compartido por el muy estimado amigo Giovanni Mazzini
Un día Mark caminaba a casa desde la escuela, cuando notó que un muchacho que iba delante tropezó y tiró todos los libros que cargaba, junto con dos sacos de lana, un bate de béisbol, un guante y una pequeña grabadora. Mark se arrodilló y ayudó al muchacho a recoger todos los artículos que estaban regados. Puesto que iba por el mismo camino, le ayudó a llevar parte de la carga. Mientras caminaban, Mark descubrió que el chico se llamaba Bill; que le encantaban los juegos de video, el béisbol y la historia; que tenía muchos problemas con las demás materias; y que hacía poco tiempo había terminado con su enamorada.
La casa a la que llegaron primero fue la de Bill, y este invitó a Mark a tomar un refresco y a mirar un poco de televisión. La tarde transcurrió placenteramente, rieron y conversaron un poco, y después Mark se fue a casa. Continuaron viéndose en la escuela, y almorzaban juntos de vez en cuando. Luego terminaron el ciclo básico. Finalizaron en el mismo colegio de secundaria, en el que habían tenido breves contactos a través de los años. Entonces llegó el tan esperado último año, y tres semanas antes de graduarse, Bill preguntó a Mark si podían conversar.
Bill le recordó el día que se habían conocido, hacía algunos años:
-¿No te has preguntado por qué yo llevaba tantas cosas a casa ese día?- preguntó Bill -. Como ves, limpié mi casillero porque no quería dejar ese desorden a otro. Había escondido algunas pastillas de dormir de mi madre, e iba a casa a suicidarme. Pero después de pasar algún tiempo juntos hablando y riendo, me di cuenta de que si me hubiera suicidado hubiera perdido esos momentos, igual que muchos otros que tendría en el futuro. Como ves Mark, cuando recogiste mis libros ese día hiciste mucho más. Salvaste mi vida.
(Recopilado de “Sopa de Pollo para el alma”, escrito por Jack Canfield)
Estimada colaboración de un amigo entrañable, Walter Bazalar
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo.
Tenemos para gozar del frío del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Ibérica, el pan francés, el jamón serrano, los tacos mexicanos, el vino español, las olas en verano y la selva del amazonas. Gritar con el fútbol de los brasileños, conversar con mate argentino, reir en las parrillas con los amigos, un buen mojito y los juegos de dominó.
Disfruta de Las Mil y Una Noches, el Quijote, Cien años de soledad, los boleros de Manzanero y las poesías de Vallejo y Quevedo; ser universal con la música de Mozart, Beethoven, los violines de Pagannini, las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso, Miguel Angel. Ser humano con las canciones de Silvio y Mercedes. Sentir como un niño ante Dios en su magnífico universo.
Dsfruta una buena pasta y un suculento ceviche, el pisco y el brandy, entre tantas maravillas.
Hay que disfrutar de las rodillas llenas de hijos y llenar de besos las manos de la mujer que sueña contigo.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo.
Se mide según a quién amas y según a quién dañas.
Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros.
Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.
Se mide por el sabor de boca que dejas a los demás con tu presencia y con tus comentarios.
Se trata de lo que se dice y lo que se hace y lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o benéfico.
Se trata de los juicios que formulas, y a quién o contra quién los comentas.
Se trata de a quién no le haces caso o ignoras intencionalmente.
Se trata de los celos, del miedo, de la ignorancia y de la venganza.
Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de tí, de cómo lo cultivas y de cómo lo riegas.
Pero por la mayor parte, se trata de sí usas la vida para alimentar el corazón de otros.
Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida…
La vida será contigo tan justa como lo eres con los demás.
Hacer un amigo es Fácil.
Pero la vida habla de ti, por aquellos amigos que fielmente supiste conservar.
Por aquellos a los que te supiste entregar sin exigencias.
Aquellos que cuando no estás…lloran tu ausencia.
Buen día!!!!!...
...te vi colgar mi primer dibujo en la heladera y corrí
a hacer otro...
Cuando creías que yo no te estaba mirando...
...te vi poner alimento en la tacita del gato y aprendí
que es bueno cuidar a los animales...
Cuando creías que yo no te estaba mirando...
...vi lágrimas salir de tus ojos y aprendí que algunas
veces las cosas duelen, pero que está bien llorar...
Cuando creías que yo no te estaba mirando...
...te vi hacer mi postre favorito y aprendí que las cosas
pequeñas son las que hacen la vida especial....
Cuando creías que yo no te estaba mirando...
...te escuché hacer una oración y supe que hay un Dios
al que siempre puedo acudir y aprendí a confiar en El
Cuando creías que yo no estaba mirando...
...te sentí darme el beso de las buenas noches y me sentí
amado y protegido...
Cuando creías que no te estaba mirando...
...te vi dar de tu tiempo y tu dinero para ayudar a gente
que no tenía nada y aprendí que los que tienen deben
ayudar a los que no tienen.
Cuando creías que no te estaba mirando...te vi cuidar
nuestra casa y a nosotros y aprendí que debemos cuidar
de lo que nos ha sido dado.
Cuando creías que no te estaba mirando...
...aprendí de ti las lecciones de la vida que necesitaba :
…como ser una persona buena y productiva...
…como decir “mucho” con tan sólo una sonrisa…
...te miré y quise decirte…
“GRACIAS POR TODAS LAS COSAS QUE VI
CUANDO CREÍAS QUE YO NO TE ESTABA MIRANDO”.
No nos olvidemos…
TODOS NOSOTROS
PADRES, ABUELOS, HERMANOS, TIOS, AMIGOS…etc.
INFLUIMOS EN LA VIDA
DE LOS NIÑOS QUE TENEMOS
A NUESTRO ALREDEDOR
Aunque pensemos
…que no nos están mirando…
Para entender el valor de 10 años,
pregúntale a una pareja recién divorciada.
Para entender el valor de 5 años,
pregúntale a un recién graduado.
Para entender el valor de 1 año,
pregúntale a un estudiante
que fracasó en su examen final.
Para entender el valor de 9 meses,
pregúntale a una madre que acaba de
dar a luz.
Para entender el valor de 1 mes,
pregúntale a una madre
que acaba de dar a luz un bebé prematuro.
Para entender el valor de 1 semana,
pregúntale a un editor de un periódico semanal.
Para entender el valor de 1 minuto,
pregúntale a alguien que ha perdido el tren,
el autobus o un avión.
Para entender el valor de 1 segundo,
pregúntale a alguien que haya sobrevivido
a un accidente.
El tiempo no espera por nadie.
Atesora cada momento que tienes.
Lo apreciarías más si lo compartes con ese ser especial.
Porque…
para entender el valor de un amigo o
un ser querido, basta con PERDERLO.
“La vida no será la fiesta que todos deseamos, pero mientras estemos aquí, debemos bailar.”
De una forma positiva, aprendí que no importa lo que pase, o que tan ruin parezca el día de hoy, la vida continúa, y mañana será mejor.
Aprendí que se puede conocer bien a una persona, por la forma como ella afronta tres cosas : un día lluvioso, un equipaje perdido y las series de luces de un árbol de navidad que se enredan.
Aprendí que, no importa el tipo de relación que tengas con tus padres, sentirás la falta de ellos cuando partan.
prendí que “ saber ganarse " la vida no es la misma cosa que “ saber vivir ".
Aprendí que la vida a veces nos dá una segunda oportunidad.
Aprendí que vivir, no es solo recibir, es también dar.
Aprendí que si buscas la felicidad, para tí... ella te elude. Pero, si concentras tu atención en la familia, los amigos, y en las necesidades de los otros, en el trabajo y procuras hacer lo mejor, la felicidad misma va a tu encuentro.
Aprendí que siempre que decido algo con el corazón abierto... generalmente acierto.
Aprendí que cuando siento dolor, no es preciso ser un dolor para otros.
Aprendí que diariamente necesito acercarme y tocar a alguien. Las personas gustan del contacto humano, tomar una mano, recibir un abrazo afectuoso, o simplemente una palmada amigable en la espalda.
Aprendí que aún tengo mucho que aprender...
Tal vez por todo eso, sería bueno que compartieras este mensaje a tus amigos. A veces ellos necesitan de algo para iluminar su día.
Las personas se pueden olvidar lo que tú les dices...
Pueden olvidar lo que tú hayas hecho...
Pero nunca olvidarán como tú las hiciste sentir.
De una forma positiva, aprendí que no importa lo que pase, o que tan ruin parezca el día de hoy, la vida continúa, y mañana será mejor.
Aprendí que se puede conocer bien a una persona, por la forma como ella afronta tres cosas : un día lluvioso, un equipaje perdido y las series de luces de un árbol de navidad que se enredan.
Aprendí que, no importa el tipo de relación que tengas con tus padres, sentirás la falta de ellos cuando partan.
prendí que “ saber ganarse " la vida no es la misma cosa que “ saber vivir ".
Aprendí que la vida a veces nos dá una segunda oportunidad.
Aprendí que vivir, no es solo recibir, es también dar.
Aprendí que si buscas la felicidad, para tí... ella te elude. Pero, si concentras tu atención en la familia, los amigos, y en las necesidades de los otros, en el trabajo y procuras hacer lo mejor, la felicidad misma va a tu encuentro.
Aprendí que siempre que decido algo con el corazón abierto... generalmente acierto.
Aprendí que cuando siento dolor, no es preciso ser un dolor para otros.
Aprendí que diariamente necesito acercarme y tocar a alguien. Las personas gustan del contacto humano, tomar una mano, recibir un abrazo afectuoso, o simplemente una palmada amigable en la espalda.
Aprendí que aún tengo mucho que aprender...
Tal vez por todo eso, sería bueno que compartieras este mensaje a tus amigos. A veces ellos necesitan de algo para iluminar su día.
Las personas se pueden olvidar lo que tú les dices...
Pueden olvidar lo que tú hayas hecho...
Pero nunca olvidarán como tú las hiciste sentir.
Aprendí que se puede conocer bien a una persona, por la forma como ella afronta tres cosas : un día lluvioso, un equipaje perdido y las series de luces de un árbol de navidad que se enredan.
Aprendí que, no importa el tipo de relación que tengas con tus padres, sentirás la falta de ellos cuando partan.
prendí que “ saber ganarse " la vida no es la misma cosa que “ saber vivir ".
Aprendí que la vida a veces nos dá una segunda oportunidad.
Aprendí que vivir, no es solo recibir, es también dar.
Aprendí que si buscas la felicidad, para tí... ella te elude. Pero, si concentras tu atención en la familia, los amigos, y en las necesidades de los otros, en el trabajo y procuras hacer lo mejor, la felicidad misma va a tu encuentro.
Aprendí que siempre que decido algo con el corazón abierto... generalmente acierto.
Aprendí que cuando siento dolor, no es preciso ser un dolor para otros.
Aprendí que diariamente necesito acercarme y tocar a alguien. Las personas gustan del contacto humano, tomar una mano, recibir un abrazo afectuoso, o simplemente una palmada amigable en la espalda.
Aprendí que aún tengo mucho que aprender...
Tal vez por todo eso, sería bueno que compartieras este mensaje a tus amigos. A veces ellos necesitan de algo para iluminar su día.
Las personas se pueden olvidar lo que tú les dices...
Pueden olvidar lo que tú hayas hecho...
Pero nunca olvidarán como tú las hiciste sentir.
Un señor de edad fué a vivir con su hijo, su nuera y un niñito de cuatro años de edad. Las manos del viejo ya estaban temblorosas, su vista empañada de cansancio y sus pasos vacilantes.
La familia comía reunida en la mesa. Pero, las manos temblorosas y la vista falla del abuelo lo traicionaban a la hora de comer. Los granos rodaban de su plato y caían al suelo. Cuando tomaba el vaso, la leche era derramada en el mantel de la mesa. El hijo y la nuera se irritaban sin control, por el “ desastre ”.
“ Debemos hacer algo respecto a papá ", dijo el hijo. “ Ya es demasiada leche derramada, ruido de gente comiendo con la boca abierta y comida tirada por el suelo ”.
Entonces, ellos decidieron colocar una pequeña mesa en un rincón de la cocina. Allí, el abuelo comía solito, mientras el resto de la familia tomaba sus alimentos en la mesa, con satisfacción.
Desde que el viejo quebrára uno o dos platos, su comida ahora era servida en un platón de madera.
Cuando la familia miraba hacia el abuelo sentado allí solito, a veces él tenía lágrimas en sus ojos. Aún así, las únicas palabras que le decían eran reprimiendas ásperas cuando él dejaba un cubierto o comida caer al suelo.
El pequeño de 4 años de edad veía todo en silencio. Una noche, antes de cenar, el papá percibió que el pequeño estaba en el suelo, manejando pedazos de madera.
Él preguntó delicadamente al pequeño :
“ Que estás haciendo ? "
El niño respondió dulcemente:
- “ Ah, estoy haciendo un platón para tí y otro para mamá para que coman, cuando yo sea grande."
El menor de cuatro años de edad sonrió y siguió con su tarea. Aquellas palabras tuvieron un impacto tan grande en los papás que ellos enmudecieron. Entonces lágrimas comenzaron a escurrir de sus ojos.
Aún cuando nadie habló nada, ambos sabían lo que debían hacer. Aquella noche el papá tomó al abuelo de las manos y gentilmente le condujo a la mesa de la familia.
De ahí en adelante y hasta el final de sus días él comió todas las comidas con la familia. Y por alguna razón, el marido y su esposa no se molestaban mas cuando un cubierto caía, o leche era derramada sobre el mantel de la mesa.