martes, 8 de septiembre de 2009

El Plato de madera

Un señor de edad fué a vivir con su hijo, su nuera y un niñito de cuatro años de edad. Las manos del viejo ya estaban temblorosas, su vista empañada de cansancio y sus pasos vacilantes.

La familia comía reunida en la mesa. Pero, las manos temblorosas y la vista falla del abuelo lo traicionaban a la hora de comer. Los granos rodaban de su plato y caían al suelo. Cuando tomaba el vaso, la leche era derramada en el mantel de la mesa. El hijo y la nuera se irritaban sin control, por el “ desastre ”.

Debemos hacer algo respecto a papá ", dijo el hijo. “ Ya es demasiada leche derramada, ruido de gente comiendo con la boca abierta y comida tirada por el suelo ”.

Entonces, ellos decidieron colocar una pequeña mesa en un rincón de la cocina. Allí, el abuelo comía solito, mientras el resto de la familia tomaba sus alimentos en la mesa, con satisfacción.

Desde que el viejo quebrára uno o dos platos, su comida ahora era servida en un platón de madera.

Cuando la familia miraba hacia el abuelo sentado allí solito, a veces él tenía lágrimas en sus ojos. Aún así, las únicas palabras que le decían eran reprimiendas ásperas cuando él dejaba un cubierto o comida caer al suelo.

El pequeño de 4 años de edad veía todo en silencio. Una noche, antes de cenar, el papá percibió que el pequeño estaba en el suelo, manejando pedazos de madera.

Él preguntó delicadamente al pequeño :

Que estás haciendo ? "

El niño respondió dulcemente:

- “ Ah, estoy haciendo un platón para tí y otro para mamá para que coman, cuando yo sea grande."

El menor de cuatro años de edad sonrió y siguió con su tarea. Aquellas palabras tuvieron un impacto tan grande en los papás que ellos enmudecieron. Entonces lágrimas comenzaron a escurrir de sus ojos.

Aún cuando nadie habló nada, ambos sabían lo que debían hacer. Aquella noche el papá tomó al abuelo de las manos y gentilmente le condujo a la mesa de la familia.

De ahí en adelante y hasta el final de sus días él comió todas las comidas con la familia. Y por alguna razón, el marido y su esposa no se molestaban mas cuando un cubierto caía, o leche era derramada sobre el mantel de la mesa.

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