lunes, 25 de mayo de 2009

Muchísimas veces un docente da una palabra de ánimo, un consejo, una palmada y no sabes a quien le vas a modificar la vida.

Todavía recuerdo su rostro cuando pidió hablar conmigo, en ese entonces estaba de director en un conocido consorcio de colegios preuniversitarios, la alumna nos tenía acostumbrados a regalarnos siempre una alegre sonrisa; era de las más empeñosas en bailar o cantar en cualquier actuación, buscaba la manera de animar a su grupo de compañeros en hacer cosas diferentes y con el mucho o poco apoyo de docentes y compañeros conseguía resultados; junto con eso era buena alumna, no era brillante, creo que no era la que tenía todas las respuestas en clase y definitivamente no era de las calladitas que saben todo. En pocas palabras era de aquellas alumnas que todo docente quiere tener por su entusiasmo y empeño, pero no llevaría a un concurso de conocimientos. Por eso era raro verla con los ojos casi llorosos y el rostro pálido. “Dire, vengo a despedirme, mi mamá me va a retirar del colegio” a las justas terminó la frase y se llevó las dos manos a la cara con un poco de papel higiénico húmedo de otras lágrimas. Su madre tenía un puesto en un mercado y los desalojaban por sabe Dios que leyes u ordenanzas municipales, era seguro que hasta que se reubiquen no tendrían como pagar la mensualidad del colegio y ella tendría que trabajar con la mamá para superar la crisis. Le di mi pañuelo para que se sequé un poco las lágrimas, pedí un vaso con agua a la secretaria y llamé al coordinador académico. “es buena, pero no brillante” me confirmó, bueno, que importa, le vamos a dar una beca. “Mira hija, si tu promedio es menor a 16 te vas a tener que ir, no puedo hacer más por ti”. Su rostro volvió a tener vida, su mirada tenía la luz de siempre y reflejaba lo que decían sus labios “Gracias, Dire” Hasta el día de hoy me escribe de vez en cuando contándome sus logros: su graduación, la titulación, sus primeras prácticas y su primer trabajo. Ella cumplió, sus promedios fueron por encima de 16, la puse en el aula de más destacados que tenían clases particulares. Debo decir que a mí miso me sorprendió esa reacción, y hasta ahora me sorprende que se comunique y siga agradecida. Como director tenía la facultad de hacerlo, conceder algunos descuentos según el desempeño, estaba haciendo mi trabajo diario. Son muchas las veces que hacemos cosas y no podemos medir el impacto que tendrán en las otras personas; en un colegio de 1200 alumnos habían becados, semi-becados, en fin... sólo una agradecida. Muchísimas veces un docente da una palabra de ánimo, un consejo, una palmada y no sabes a quien le vas a cambiar la vida.

2 comentarios:

Unknown dijo...

huEste es apenas uno de los motivos que me hacen sentir orgullosa de mis esposo. La habilidad de servir y compartir, de dar de si sin saber si habrá una respuesta. Mas allá de todo, estar seguro que que es la mejor manera de crescer como persona y de servir a Dios.
Hagámoslo todos, ya que no solo los docentes tienen esta potestad. Radica en cada uno el deseo de ser cada día mejor persona.
Re

nitramref dijo...

Ese tema aunque parezca cursi o bonito, es cotidiano. Los profes tienen el riesgo diariamente, porque interactuan con personas que estan en formación constante, y si bien es cierto, en este caso en concreto una alumna con características positivas, tuvo la suerte de encontrarse con ese apoyo, la mayoria de alumnos, niños en la casa, jovenes, están cual esponjas recibiendo lo bueno, lo malo y lo feo de las personas que los rodean y que encima son importantes para ellos. Que quiero decir, que DEBEMOS buscar siempre, pensar lo mejor, sentir lo mejor, hablar lo mejor y actuar de la mejor manera posible dentro de nuestras posibilidades. Desde el saludo a los chicos, enseñarles eso que es tan básico y que trasmite respeto, hasta meditar nuestros comentarios, porque hay de aquellos chicos y chicas, calladitos, mudos, del rincón, que en su mundo viven experiencias a veces terriblemente desgarradoras, traumas, penurias; y con nuestros comentarios, con nuestro trato, con nuestro actuar, podemos hacerles más daño, o darles un punto de vista diferente, una guía, una oportunidad. Y esto no es solo para los que lideamos con chicos, es para todas las personas en todas las áreas, porque somos seres sociales, rodeados de personas, que sin saberlo, podemos ayudar tratando de hacer, pensar, y decir lo mejor, lo que suma, lo que da una oportunidad.